A Sheila
Mujer, no soy
digno
de que entres en
mi alma,
mas un beso en
mis labios tuyo
bastará para
salvarme.
21-10-09 (De
madrugada)
Porque ya empiezo
a creer en los sueños
y porque cada día
amanece;
y porque este
volcán crece y crece
aunque no
queramos tú y yo, sus dueños.
Porque tus ojos
son rayos vitales
que hacen
florecer mil camposantos,
y porque llenas
de otros diez mil cantos
los silencios que
parecen mortales.
Porque cada rosa
que hay en tu risa
huele a mar en
verano, a paraíso
inmortal; porque
mi corazón quiso
amarte tan
despacio y tan deprisa.
Porque si marchas
se apagan las luces
de esta
carretera; porque si vienes
esperándote,
impaciente, me tienes
desclavándome de
todas las cruces.
Porque si amanece
pero no estás,
anochece; porque
si no te tengo
ya no sé si es
que voy o si es que vengo.
Porque me urges
para vivir en paz.
22-10-09
Que callen los
vientos, ¡callen!
Que se marchen
sus susurros
de las calles.
Ahora quiero
silencio
tan puro como las
plumas
del almendro.
¡Que callen los
vientos! ¡No hablen!
Quien los llamó
que les diga
que se marchen.
Que necesito el
silencio
limpio y alto de
los montes
de este pueblo.
¡Que callen los
vientos! ¡Lárguense!
Váyanse sus
alaridos
por los valles.
Ando buscando
silencio,
gran amigo
inspirador
de estos versos.
¡Que callen los
vientos! ¡Callen!
25-20-09
Tu nombre rima
con eternidad,
pero casi siempre
con alegría
fresca, que da de
comer a mi día
y a mi noche la
llena de verdad,
verdad de pasión.
Tu nombre es piedad
y lujuria,
aventura que pedía
mi triste vida de
monotonía
seria, hasta que
llegó tu libertad.
Tu nombre es en
la oscuridad mi sol,
mi canción, mi
gaviota de colores,
mi tálamo, mi
reina de las diosas,
mi alba espuma de
las sangrientas rosas,
mi calle dulce, y
de los amores
tu nombre es el
único amor.
25-10-09 –
10-11-09
Atravesarás unos
mares verdes
de espliego verde
y de verdes pinos,
sin otras algas,
caracolas, peces,
que los que
publican sus tallos finos.
Allí estoy. Allí
vivo. Allí sueño
mis versos.
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